Por el Dr.Federico Rauch
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Comienza el segundo semestre con una provincia en paréntesis ().
No existe un rumbo definido ni un plan económico en el gobierno, salvo ajuste
económico a las mayorías con un paquete
de leyes que han intentado imponer con un éxito parcial.
El resultado es cero obra pública, salvo la red de agua y
cloacal de Ushuaia y Río Grande, una inflación similar o superior a la de los
grandes centros urbanos, el sistema educativo destrozado y sin clases desde Enero,
el sistema jubilatorio en crisis y sin que se le devuelva los aportes que les
fueron sustraídos por camadas de políticos irresponsables y cómplices, listo
para ser “armonizado”, léase entregado al régimen general nacional, una tasa de
desempleo creciente y preocupante, la industria del turismo en la congeladora,
con costos fiscales y económicos elevados, y precios no competitivos con otros
destinos, el empleo industrial electrónico, textil y pesquero en jaque en el
medio del lobby de intereses entre una docena de empresarios y funcionarios nacionales, ninguno de los cuales
vive ni entiende la realidad de vivir en Tierra del Fuego, un aumento de
película de ficción en el precio de los servicios esenciales de los fueguinos,
como lo son el gas y la electricidad entre otros, la incertidumbre que ello
apareja por la inevitable judicialización de éstos, mientras el gobierno local
sigue negociando y entregando prórrogas de concesión a las petroleras que
extraen nuestro gas, y participando en porcentajes del precio que fijan por el
mismo a través de la carga fiscal que colocan.
A ello se le suma la crisis de consumo y ventas que sufre el
resto del comercio minorista y la falta de remisión oportuna y completa de los
porcentajes de coparticipación interna acordados entre la provincia y las municipalidades,
en el marco de una opacidad total del gobierno en materia contable y
financiera, mientras se apresta a endeudar a la provincia muy por encima del
25% permitido por la Constitución provincial con el acuerdo de una mayoría
automática legislativa (parte del paquete de leyes del 8 de enero).
Finalmente, la legislatura tal como la ha definido un
legislador que la integra, se ha transformado en una escribanía que el
Ejecutivo utiliza para legitimar sin debate no consenso alguno con el resto de
la sociedad sus políticas de ajuste.
En ese estado de cosas, se dice que en Agosto habrían de “bajar”
a la provincia los ministros de Macri, Aguad, Cabrera y Frigerio, para explicar
los dichos del segundo, en el marco contenido de los actuales responsables del
gobierno.
En ese marco, seguramente sin la presencia de los sectores y
dirigencia críticos, se efectuaran promesas genéricas acerca de la continuidad
del régimen industrial, identificando a la ley 19.640 como eso: solo un régimen industrial en el
que se discute la existencia de 10.000 puestos laborales y una gigantesca renta
a una docena de empresarios que la perciben en sus cómodas locaciones en el
norte del país.
Todos los medios y dirigentes hablarán de la continuidad del
régimen industrial de la 19.640, pero ni
una palabra del régimen de promoción
económico fiscal de la ley.
Todos hablarán del decreto de estabilidad fiscal que asegura
el régimen industrial hasta el 2023, pero ninguno mencionará que no existe un
decreto similar que comprometa siquiera hasta ese año, la vigencia del régimen económico
fiscal que ha creado el mercado especial de Tierra del Fuego, único en el país y
hermano del mercado especial de Manaos, Brasil en el marco del Mercosur.
Todos hablarán de la necesidad de asegurar los beneficios
fiscales a los empresarios industriales miembros del Club 19640, para que éstos
prometan mantener los puestos de trabajo existentes en sus plantas, lo cual
es necesario, pero nadie saldrá a reclamar la puesta en valor y actualización
del régimen de promoción económico y fiscal de la ley, cuyos beneficiarios
directos e inmediatos son todos los fueguinos, no solo un grupo de empresarios,
incluyendo los mismos trabajadores que éstos emplean en sus plantas fabriles.
No habrá nadie que le explique a estos ministros y al
Presidente, que de nada sirve mantener la promoción fiscal a los empresarios
industriales, si sus trabajadores deberán pagar ganancias y bienes personales
en Tierra del Fuego. Si el resto de los empleados públicos y privados también,
si el Estado provincial y municipal también deberá asumir mayores costos por ello.
Si en definitiva, se destruye el mercado especial de Tierra del Fuego
establecido por la ley 19.640.
No habrá nadie que reclame las herramientas legales al
Gobierno Nacional para que la provincia pueda poner en valor nuevamente dicho
régimen, eliminando las distorsiones producidas por la apropiación por parte de
formadores de precios en dicho mercado, de las exenciones fiscales al consumo
que les corresponden a los consumidores, y de ésta manera volver a volcar en el
mercado interno especial de Tierra del Fuego, a través de esos consumidores,
los enormes recursos apropiados, reduciendo el costo de vida y aumentando el
valor real de los salarios e ingresos, tal como es la finalidad de la ley
19.640.
No habrá nadie que diga a los funcionarios nacionales que si
no nos dan esas herramientas, mal pueden luego usar el argumento de que esos
pocos importadores y formadores de precios se quedan con el costo fiscal del
régimen, y que ello es motivo suficiente para derogarlo.
Y ya que estamos, tampoco habrá nadie que le diga al
ministro Cabrera, que su Secretario de Industria Etchegoyen tiene en su mesa
desde marzo de este año, un pedido pronto despacho para derogar una barrera
discriminatoria en favor de las automotrices trasnacionales y en perjuicio de los
comerciantes y consumidores fueguinos que les permite a las primeras vender sus
vehículos al mismo precio o superior que en el resto del país y apropiarse de
todos los beneficios fiscales en el proceso directamente en sus casas matrices.
Que se trata de una simple y obscura disposición administrativa
de un Director Nacional dependiente de su cartera y responsabilidad política, que le permite a las
terminales e importadores generales de vehículos cazar en el gallinero de los
fueguinos con toda comodidad y sin competencia alguna.
Y que solo requiere de 15 minutos y la decisión de levantar
esta barrera, para dinamizar y mejorar el mercado especial de Tierra del Fuego,
asegurando la libre competencia en condiciones similares, tal como lo viene
declamando el Presidente Macri, el ministro Cabrera y su Secretario de Comercio
Braun desde el inicio de la gestión.
Que el árbol de la promoción industrial no nos distraiga ni limite nuestros esfuerzos allí. Es todo el bosque de la ley 19.640 el que algunos de afuera buscan talar. La pregunta es si la dirigencia local le dará el hacha para hacerlo.
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