Dr. Federico rauch
(c) Permitida su reproducción total.
Terminando el año 2016 se puede hacer un chequeo del primer año de los gobiernos locales en Tierra del Fuego. En Enero comenzó la gestión de Rosana Bertone y su bancada legislativa formalmente afiliada al Frente para la Victoria junto al PRO; un equipo ecléctico pero con una clara dirección: Que la mayoría de la población se haga cargo de las deudas generadas por las anteriores gestiones, el inmenso gasto político para auto remunerarse y un gasto estatal ineficiente y a veces corrupto.
Para ello implementaron un paquete de leyes y acciones cuyo
detalle y análisis ya fue objeto de notas anteriores y en lo sustancial
significó:
1) Una reforma integral
fiscal, que aumentó los impuestos mucho más allá que la inflación, incrementó
las facultades, sanciones y sistemas de seguimiento y vigilancia fiscal,
2)
Cuasi privatizó en un
órgano fiscal autónomo (Aref) el control y la privatización de las bases
de
datos de los contribuyentes, la fijación y uso de las exorbitantes
atribuciones
que se le otorgó, todo ello a un costo del 4,27% del total de los
ingresos que
percibe la provincia de la Nación y los contribuyentes locales, un costo
claramente excesivo e injustificado, que según declaraciones de la
propia entidad le significó a su director ejecutivo, el imputado federal
Capellano y el resto de su equipo, un ingreso superior a 40 millones.
3) Un incremento de las tasas
por servicios y la imposición de nuevas, en la mayoría por servicios que ya
están pagados por los tributos vigentes.
4) Una reducción concreta y
efectiva de los salarios y las jubilaciones de esos mismos contribuyentes y
otros mediante 2 mecanismos concurrentes: Descuentos y congelamiento de los
salarios. (“aporte solidario” y negativa a paritarias).
5) Aumento real (más allá de
la inflación) de los servicios esenciales de agua potable, servicios
sanitarios, servicios sociales, servicios de salud, energía eléctrica y gas;
Todo ello, tal como lo
anticipáramos en marzo (https://goo.gl/tyF2MI).-
Sin un plan económico y
fiscal que modifique el curso de decadencia en que se halla la provincia, lo
único que se halla garantizado es el
gasto suntuario de una clase política decadente y prebendaria.
Paseos y viajes
internacionales, salarios de más de $100.000,00 mensuales, obras para mejorar
despachos y oficinas de los jerarcas, alquileres de inmuebles, obras y
servicios para mejorar su calidad de vida y ambiente de “trabajo”, préstamos a
la cuenta futura de los fueguinos para pagar los llamados “gastos corrientes”,
ect.
En el plano social,
definitivamente este no ha sido el año de los trabajadores, ni estatales ni
privados. Para silenciar su descontento, se ha recurrido al uso liso y llano de
la policía, con el aval de ciertos jueces y fiscales que convalidan la
disolución por la fuerza de manifestaciones pacíficas o, como se les dice
ahora, protestas sociales.
En ese marco represivo, los
dos mayores sectores laborales de la provincia, los docentes estatales y los
industriales privados, han sido directa y duramente perjudicados. Es decir, la
mayoría. Los primeros castigados por el
congelamiento de sus salarios, combinados con descuentos masivos e ilegales, y los segundos por suspensiones y despidos
progresivos, mientras los accionistas de las empresas acuerdan con el gobierno
nacional como cambiarse la camiseta de fabricantes por la más cómoda y expedita
de importadores.
En suma, el balance de la
gestión es claramente negativo.
Estos son los hombres y
mujeres que ajustan a los trabajadores y los contribuyentes, les piden
paciencia, comprensión y sacrificio para un futuro mejor y “relatan” éxitos
inexistentes, mientras se fijan salarios obscenos, viáticos excelentes, y
gestionan su abundancia, en convivencia con las “sugerencias” y políticas del
gobierno nacional.
El año cierra así, no sin
antes ir por más e intentar cambiar la Constitución, para “adecuarla” a sus
intereses temporales, quitando restricciones republicanas, ampliando facultades
y atribuciones sin control ciudadano u orgánico, de lo cual nos ocuparemos en futuras
notas.
Y para no discontinuar sus
políticas de legislar entre gallos y medianoche y a espaldas del pueblo, no
sería de extrañar que sorprendan este fin de año con otro “paquetito” de leyes
sin consenso alguno.
Un año es un tiempo suficiente para conocer el pelo del animal.